"Érase una vez, en un país no muy lejano, niños que iban solos a la escuela sin más compañía que sus amigos, y con la confianza de saber que los mayores se preocupaban por su bienestar; había alegría y aventuras, peleas y reconciliaciones, miedo y valentía, pero sobre todo compañerismo.
Los padres estaban pendientes de sus hijos, revisaban y firmaban tareas, eran tiempos de tranquilidad. La que pasó al olvido cuando llegaron la modernización, el feminismo, los sueldos basura y la inflación e hicieron que, aunque papá trabajaba todo el día, el dinero no alcanzara para comprar la tele, la videoconsola y más cosas superfluas, y mamá tuvo que salir en su ayuda. De repente todo cambió, los niños se convirtieron en huérfanos con padres vivos. La hipoteca, el coche, la tecnología pasaron a ser la prioridad, esto dejó a la familia partida en pedazos. El final es triste, hija mía, y me temo que sólo tú podrás ver cómo acaba este cuento hecho realidad. Sólo te pido que me perdones por no darte el tiempo que necesitas, pero así es la vida, qué le vamos a hacer. Te dejo comida en el micro, dinero para los porros debajo de tu diario y regresa cuando te de la gana, ni un minuto más tarde.
Los padres estaban pendientes de sus hijos, revisaban y firmaban tareas, eran tiempos de tranquilidad. La que pasó al olvido cuando llegaron la modernización, el feminismo, los sueldos basura y la inflación e hicieron que, aunque papá trabajaba todo el día, el dinero no alcanzara para comprar la tele, la videoconsola y más cosas superfluas, y mamá tuvo que salir en su ayuda. De repente todo cambió, los niños se convirtieron en huérfanos con padres vivos. La hipoteca, el coche, la tecnología pasaron a ser la prioridad, esto dejó a la familia partida en pedazos. El final es triste, hija mía, y me temo que sólo tú podrás ver cómo acaba este cuento hecho realidad. Sólo te pido que me perdones por no darte el tiempo que necesitas, pero así es la vida, qué le vamos a hacer. Te dejo comida en el micro, dinero para los porros debajo de tu diario y regresa cuando te de la gana, ni un minuto más tarde.
Por cierto, recuerda que te amo."
Carta publicada en la revista "XL Semanal" el 6 de abril de 2008.
Nos pareció interesante.
Aida Alexandra Carrasco Feijoo
Ribaforada (Navarra)
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